El uso de la mascarilla, cubriendo gran parte de nuestra cara, dificulta en gran medida lo que conocemos como comunicación no verbal. Es muy difícil por tanto saber si una persona sonríe o está seria, por ejemplo. Pero, los ojos, los movimientos de cejas o las líneas de expresión en la parte superior de nuestro rostro pueden seguir, no obstante, revelándonos muchos datos.